Rabanal del Camino, un pueblo que se queda contigo
Guía Turística León
No sé si has estado alguna vez en Rabanal del Camino. Está por la zona de Astorga, camino del Bierzo, metido entre montañas. Es pequeño, de esos que se cruzan andando en diez minutos, pero tiene algo raro. Algo que hace que quieras quedarte un rato más.
Lo descubrí hace un par de años, en una escapada desde León. Salimos sin plan, carretera tranquila por la N-120, cafés de gasolinera y esas curvas que te obligan a bajar una marcha. Llegas y parece que has cambiado de época. Casas de piedra, tejados de pizarra, olor a leña. Y silencio. Silencio de verdad.
La primera vez que escuché las campanas de la iglesia de Santa María me dio por parar. No sé, suenan distinto allí. No es grande, pero tiene ese aire templario que impone respeto. Al lado hay un monasterio benedictino, y si entras a las vísperas por la tarde, se te pone la piel de gallina. No hace falta creer en nada, solo escuchas y ya.
Por el pueblo no hay mucho más que ver en el sentido turístico, y eso es lo bueno. Cuatro bares, algún restaurante, un par de tiendas de recuerdos. Pero la gente te saluda, los peregrinos van pasando con su paso tranquilo, y se nota que todos los que están ahí lo hacen por algo. No es un sitio de paso rápido.
Contenidos
Caminando o sin prisa
Si te da por andar, puedes subir hacia Foncebadón. No está lejos, una hora o así. El camino tiene ese encanto de la montaña leonesa: verde, piedras, viento. Se respira distinto. También hay un mirador cerca, hacia el Monte Irago, desde donde se ve medio mundo cuando hace sol.
Y si no te apetece andar, pues te sientas en la terraza de un bar. Te pides una cerveza o un vino del Bierzo, que están muy buenos, y miras cómo pasa el día. Hay quien se ríe de esto, pero a veces eso es todo lo que uno necesita.La comida allí es sencilla. Cocido, caldo, embutido. Pan de horno, vino de la zona. No esperes cosas modernas. Espera sabor. Yo probé un caldo que sabía a casa de abuela. Da gusto cuando pasa eso.
Cómo llegar
Desde León se llega fácil. Una hora, hora y poco. Carretera hacia Astorga, y luego se sube. Puedes parar en Castrillo de los Polvazares, que también merece la pena. Es un plan de día redondo, de los que terminas cansado pero contento.
Qué ver en Rabanal del Camino y alrededores
1. Iglesia de Santa María
Es el corazón del pueblo. Románica, del siglo XII, y reconstruida por los templarios. No esperes una gran catedral, es más bien una iglesia sencilla, de piedra clara, con ese aire antiguo que impone sin querer. Si vas por la tarde, entra a escuchar las vísperas benedictinas. No hace falta entender latín ni ser creyente. Solo escuchar. Te deja en silencio unos minutos.
2. Monasterio de San Salvador del Monte Irago
Lo llevan monjes benedictinos de la congregación de Solesmes (Francia). Es curioso porque mantienen la tradición del canto gregoriano, y eso en un pueblo tan pequeño tiene algo de milagro. Además, el lugar está abierto a todos los visitantes, no solo peregrinos.
3. Ermita de San José
Está a la entrada del pueblo. Pequeña y sencilla, pero muy fotogénica, sobre todo con las montañas de fondo y el cielo limpio que suele haber por allí.
4. Las calles de piedra
Caminar sin rumbo por Rabanal ya es parte del plan. Hay casas muy antiguas, con balcones de madera y flores, y a veces encuentras gatos durmiendo en medio del camino. Parece un decorado, pero no lo es.
5. Mirador del Monte Irago
Desde lo alto del camino hacia Foncebadón hay un mirador que regala una vista tremenda del valle. Si hace buen día, ves hasta las montañas del Bierzo. Lleva abrigo porque allí arriba el viento pega con ganas.
6. Camino de Santiago (tramo Rabanal – Foncebadón)
Uno de los tramos más bonitos del Camino Francés. Lo puedes hacer aunque no seas peregrino. Es una caminata suave, una hora y poco de subida, con paisajes de monte bajo y silencio absoluto. Perfecta si quieres desconectar sin hacer una ruta larga.
7. Alrededores
Si te da por moverte en coche, a unos 10-15 minutos tienes Castrillo de los Polvazares, uno de los pueblos más bonitos de León (todo de piedra rojiza). Y un poco más lejos, Astorga, con su catedral gótica y el Palacio Episcopal de Gaudí, que merece mucho la pena.
Dónde dormir
En Rabanal hay albergues y alguna casa rural. Pero si prefieres volver a la ciudad, los apartamentos de MK77 León son una buena base. Están junto a la Catedral, cómodos, modernos, y puedes moverte desde allí sin complicarte. Vuelves, das un paseo por el Barrio Húmedo, tapas, vino, y a dormir tranquilo.
Rabanal tiene ese punto de pueblo donde las cosas pasan despacio. Los peregrinos llegan cansados, algunos lloran, otros sonríen. Y tú estás ahí, mirando, con la sensación de que algo estás entendiendo aunque no sepas bien qué.
No hay mucho más que explicar. Es un sitio que se siente, no que se describe.

